sábado, 10 de enero de 2015

Las plantas epífitas (las que crecen sobre otras plantas sin parasitarlas, o sobre algún sustrato en altura) pueden tener una adaptación llamada raíces aéreas, son raíces adventicias que en general no llegan al suelo, y acumulan agua y minerales del aire o que se escurren sobre ellas (una definición muy amplia de raíces aéreas es la definición literal, toda raíz o porción de ella que está sobre el nivel del suelo, como los neumatóforos y las raíces fúlcreas). Muchas raíces aéreas son verdes, fotosintéticas. Su ocurrencia se suele mencionar en los taxones Orchidaceae y Araceae, y también se encuentran en algunas Cyperaceae y Velloziaceae.13 La epidermis de las raíces aéreas es una adaptación a la exposición al aire llamada velamen.14 Este tejido, como las raíces aéreas, se originó varias veces independientemente en la evolución, es un sobrecrecimiento de la epidermis de muchas células de espesor, muertas a la madurez, que forman un tejido esponjoso que absorbe el agua y sobrelleva los períodos de sequía sin que se reseque el interior funcional de la raíz. Presenta un color blancuzco perlado cuando se reseca, y se transparenta al humedecerse mostrando el interior de la raíz muchas veces fotosintético. El velamen también puede presentarse en algunas orquídeas no epífitas emparentadas.
Algunas plantas comienzan su vida como epífitas, poseen raíces aéreas que rodean a la planta hospedadora hasta llegar al suelo donde enraizan, se vuelven leñosas formando su propio sostén y estrangulan a la hospedadora, muchas veces matándola por el ceñido o por competencia por la luz: poseen raíces estranguladoras. Esta adaptación se presenta en algunas Moraceae especialmente del género Ficus (las higueras), el hábito se llama de hemiepífitas leñosas.15

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